viernes, 24 de octubre de 2008

La diáspora morisca

Lee el siguiente artículo y reume la aventura de los moriscos españoles hasta llegar a Benín.

La historia nos dice que en octubre de 1590, un ejército, el primero que osó cruzar las dunas del Sáhara con cañones, caballos y arcabuces tenía un sueño: crear una nueva Andalucía a orillas del mítico río Níger, que entonces evocaba las fértiles y añoradas tierras bañadas por el Guadalquivir.
A su mando iba un tal Diego de Guevara,miembro de una acomodada familia morisca del pueblo almeriense de Cuevas de Almanzora, que fue expulsado de España junto a un grupo de hombres. En su peregrinaje fue a parar a la entonces floreciente ciudad de Marraquech, dominada por una nueva dinastía que ambicionaba entrar en el juego de las grandes potencias conquistando el imperio Songhay, sucesor del de Malí, la mayor agrupación política conocida en el occidente africano.
El sultán Al Mansour, nombró al español Caïd de la ciudad y, posteriormente, Pachá de su ejército. Así, el almeriense pasó a la historia con el nombre de Pachá Djouder. El viaje fue duro y el español perdió dos tercios de sus hombres debido al calor, el paludismo y la falta de provisiones. Tras ir conquistando todas las pequeñas aldeas que encontraban a su paso, la expedición se enfrentó por fin al compacto ejército del reino de los Songhay, al que vencieron el 13 de marzo de 1591 en Tombidi.
Los soldados del Pachá trataron de seguir su conquista hacia el Sur, pero se encontraron con los terrenos pantanosos de lo que hoy es Burkina Faso y, tras sufrir muchas bajas, decidieron regresar a Tombuctú, donde se instalaron definitivamente. La casta de Los Arma, controló todos estos territorios de la curva del Níger hasta 1737.
A mediados del 1600, la comunidad recibió a nuevos moriscos españoles de los 300.000 en total que fueron expulsados de los reinos de Valencia, Aragón, Mallorca y Castilla.Entre estos había un grupo de africanos mandingas que habían llegado al levante español entre 1516 y 1521 a bordo de barcos negreros y que también fueron devueltos a su tierra.

-Busca en la red la presencia de otras comunidades moriscas andalusis en el mundo.
No sé si está bien esta respuesta.
El territorio de la Regencia de Túnez en el siglo XVII correspondía aproximadamente a la actual República Tunecina, entre las también Regencias o vilayet otomanos de Argel y Trípoli de Occidente (Argelia y Libia actuales). A principios del siglo VIII había partido de ese territorio y de su capital Kairuán la iniciativa de la conquista de la Hispania visigótica y desde Kairuán se regirá Al-Andalus durante casi medio siglo. Desde entonces, las capitales del territorio tunecino (Kairuán, en los siglos VIII y IX, Al-Mahdiyya, en el X y en el XI, Túnez sobre todo a partir del XIII) van a ser el paso obligado de todos los andalusíes que viajan a Oriente y de todas las corrientes culturales árabe-islámicas que vienen de los centros orientales al extremo occidente islámico de Al-Andalus.
Pero ese goteo incesante de viajeros de Al-Andalus no explica la singularidad de las grandes emigraciones de andalusíes al territorio tunecino. Éstas se darán en dos etapas muy bien definidas y delimitadas en el tiempo.
La primera se da a mediados del siglo XIII, cuando la caída en manos de los cristianos de importantes regiones de Al-Andalus. La necesidad de emigrar, para la clase dirigente musulmana de esas regiones y ciudades, afectó por igual a los cuatro reinos post-almohades del Occidente musulmán: Granada, Fez, Tremecén y Túnez. Este último, en manos de la dinastía Hafsí, atrajo a un gran número de intelectuales y técnicos andalusíes, que formaron parte de la élite ciudadana del próspero reino de Túnez, del siglo XIII al XV, de forma semejante a como se situaban muchos andalusíes en las otras capitales magrebíes.
Pero el descalabro de Túnez a principios del siglo XVI, al tener que soportar múltiples ataques cristianos y especialmente la ocupación de La Goleta y otros puertos por parte de los españoles, supuso una cierta destrucción de la sociedad tunecina, durante más de medio siglo, bajo el demoledor «protectorado» que impusieron los españoles sobre la dinastía, precisamente para evitar la instalación del gobierno turco otomano (presente en Argelia, en Trípoli y en todo el Mediterráneo oriental) frente a las posesiones hispánicas de Italia meridional, en Sicilia, Cerdeña y Nápoles. Tras el freno a los otomanos que supuso la batalla de Lepanto, en 1572, la caída del «Arx Nova» o fortaleza que construían los españoles frente a Túnez, y de La Goleta, en 1573, marcó el final de una etapa de decadencia total de la sociedad tunecina, incapaz de defenderse de los ataques marítimos de los españoles, como lo habían hecho los argelinos a partir del puerto de Argel, o de refugiarse en el interior del país, como lo habían hecho los marroquíes a partir de sus capitales interiores de Fez y Marrakech. Y aún más de dos décadas tardará el gobierno tunecino, bajo la autoridad turca, para estructurar seriamente el país, a partir de 1590.

1 comentario:

el profesor dijo...

El comentario está bien pero no localiza la presencia de mosirscos expulsados en el XVII -7-